Canterbury

Hola, aquí estoy otra vez. Se extrañarán que no haya puesto ninguna entrada del domingo pasado, eso no quiere decir que no fui a Londres, sino que pasamos un día muy relajado que no creo que interesara a nadie la visita. Solo recomendar Convent Garden Market, ya está decorado para la Navidad y es muy bonito. 

Esta vez toca Canterbury, esa preciosa ciudad en el condado de Kent. Que eligiéramos esta ciudad como nuestra siguiente visita fue todo un descubrimiento, quedé encantada con ella. Comencemos.

La mañana no empezó muy bien, quedé reencontrarme con mi novio a la salida del metro de St Pancras (yo llego directamente a esa estación), le expliqué donde esperarme y así quedó la cosa, él esperándome en la segunda salida de esa estación y yo esperándole en la otra salida de la estación. Después de pasar 20 minutos observando cada cara de la persona que subía de las escaleras mecánicas, me dí cuenta que algo iba mal, se estaba tardando demasiado tiempo así que tras unas cuantas llamadas (5 ó 6 mínimo) por fin nos pudimos encontrar. El tren salía desde St Pancras y en 56 minutos llegamos a nuestro destino, desayunamos en un parque muy bonito (Westgate Gardens)  y relajado y comenzamos a recorrernos el centro de la ciudad, esto quiere decir, muchas muchas tiendas, un café y poco más. 

Visitamos el Beaney House of Art & Knowledge, es una biblioteca y a la vez centro de información turística, el edificio es muy bonito por fuera y lo encontrarás fácilmente porque está justo en el centro. Luego de estar recorriéndonos el centro decidimos buscar la Catedral, fue tan fácil como mirar al cielo a la izquierda y encontrarla. Nos metimos por los callejones hasta llegar a ella, queríamos verla por dentro, eso sí, como todos los monumentos históricos de Inglaterra pagando. Esas 10,50 libras no me dolió pagarlas cuando realmente supe el valor histórico de la Catedral, tienes que dejarte llevar y visitar cada rincón de ella, pensarás que en media hora se ve pero te aseguro que no, nosotros pasamos una hora y cuarto dentro de ella sin realmente darnos cuenta que el tiempo había pasado tan rápido. En conclusión, es un "must" visitarla.

Luego de visitar la Catedral, seguimos recorriéndonos el centro hasta que el hambre nos llamó, teníamos muchas ganas de probar el Wagamama, un restaurante de tipo oriental y decorado al estilo japonés, las mesas están todas juntas y los cocineros cocinando detrás de la barra pero a la vista de todos, estoy segura que muchas de las au pairs que están viviendo aquí lo conocen. El caso, es que me pedí unos tallarines con mil cosas dentro y mi novio lo probó y me animó a echarle alguna salsa para darle otro toque, y yo creía que el bote con líquido rojo era salsa agridulce (llámame ingenua) así que lo añadí en bastante cantidad. Cuando me llevé el primer bocado a la boca creía que me iba a salir humo y no exagero si digo que mis labios me ardían, detesto la comida picante así que podrán imaginar lo "mucho" que disfruté esa comida (ironía), mezclé salsa de soja y al menos pude comérmelo más o menos bien. Terminó nuestro día con vuelta al tren y a nuestras respectivas casas.

Nos vemos la semana que viene con un post de Londres pero esta vez ¡con mis padres! 

Disfruten de la semana.