Ya me quedan horas para llegar a mi nuevo destino, estoy muy nerviosa por conocer todo lo nuevo que me espera y triste porque dejo un cachito. Sólo sé una cosa, y es que el tiempo que estaré viviendo en Inglaterra es todo un misterio.
Sé que me encantará mi nuevo hogar, como sé que me costará adaptarme también pero todo tiempo al tiempo. Me agrada pensar que las primeras semanas serán un caos en el tema de organizarme por lo que no tendré mucho tiempo en pensar en mi isla. Y no es la primera vez que estaré en el Reino Unido, ya estuve en el 2008 y lo que más me sorprendió es que a pesar de que estaba en agosto, ¡había una panza de burro tremenda! (expresión dicha para referirse a que el día está nublado).
Para ser sincera, desde que compré el billete de avión hace dos meses intuía que esta experiencia iba a ser agridulce, pues deseaba con todas mis ganas un cambio en mi vida, ya he comprobado que lo mío es viajar y conocer cosas nuevas, y por otro lado se quedaba aquí mi novio, aquel que me decía que disfrutara de la experiencia que eso era lo más importante y que nos iríamos viendo cuando se pudiese, por lo que como comprenderán empezar una nueva vida y dejar atrás a aquella persona a la que quieres y que te apoya, te comprende y te desea lo mejor no es lo más satisfactorio. Me hubiese costado estar lejos de él por mucho tiempo pero afortunadamente eso no pasará, desde agosto nos pusimos manos a la obra y sí, ¡él también será au pair!
Aquí puedes leer su blog: El último au pair
Por lo que estar juntos ya no será tan complicado, ya no nos separan miles de kilómetros sino una hora en tren. Eso me ha motivado para disfrutar aún más esta increíble experiencia.
Así que sin más me despido de esta isla por unos cuantos meses, ya que estaré de vuelta por vacaciones. Me iré con tres maletas (sí, misión imposible meter todas mis cosas en dos maletas, al final he tenido que facturar otra maleta más), y con muchas ganas de estar en otro país y aprender todo lo que esté en mis manos.
Hasta luego!
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